
La situación que se plantea es más o menos ésta: intentas hacer frente a los compromisos del día con concentración zen, pero te distraes en orden por: a) el cartero b) la velocidad a la que las nubes se mueven en el cielo, c) las caricias de tu gato d) el último challenge de Instagram.
¿Por qué en todas estas nuestra mente está enfocada? Simplemente porque no requieren mucho esfuerzo mental. De hecho, el truco para encontrar el enfoque correcto es simplemente entrenar nuestro cerebro para que se mantenga inmerso en la actividad que estamos haciendo. Con un poco de fuerza de voluntad y algunos buenos hábitos podrás controlar tu comportamiento.