Cuántas veces habrás formulado las siguientes palabras mágicas: “necesito un buen masaje“. Pues tenemos la respuesta a tus deseos. Lo que necesitas es un quiromasaje. Un tipo de masaje sueco que se aplica con las manos abiertas para transmitir calor.
Eso es, exactamente lo que tu cuerpo te está pidiendo. Y ya verás como te lo agradecerá nada más salir de la sesión. ¿Quieres saber en qué consiste? ¡Te lo contamos!
-
1 1. Te tratan con mucho tacto
No hace falta ser médico para darse cuenta de que, cuando te duele la espalda y te cruje nada más levantarte de la cama, algo no anda bien. Jubila ya esa bolsa de agua caliente que arrastras contigo de la cama al sofá y del sofá a la cama y resérvate un quiromasaje. Tus músculos recibirán una buena dosis de calor a través de las manos para aliviar todo ese dolor. Suena bien, ¿verdad?
-
2 2. Tu piel también entra en el kit
Con el quiromasaje, ¡tu piel parecerá otra! La circulación y oxigenación de la sangre mejoran, relajando la piel y despegando las cicatrices. Además, abre bien los poros para que la piel vuelva a respirar. Y es que un buen masaje es mejor incluso que cualquier crema antiarrugas. Anda, que ya no tienes excusas para no darle una oportunidad…
-
3 3. Liberarás la tensión acumulada
Con el calor, tu cuerpo acabará relajándose de tal manera que hasta puede que te quedes como un tronco. Tu única preocupación será cuándo pedir cita para el próximo masaje. Así que, si estás de los nervios y la ansiedad se apodera de ti, déjate llevar y cierra los ojos. El quiromasajista hará el resto.
-
4 4. El insomnio, a raya
El quiromasaje no solo te "coloca" el cuerpo, sino que también pone orden a todo lo que se te pasa por esa cabecita y te quita el sueño noche tras noche. Una buena sesión te quitará de un plumazo todo el estrés, y hasta te sentirás con más fuerza y seguridad. ¿Es un milagro? No, es un masaje, que es mejor. ¡Adiós, insomnio maldito!