Admitámoslo. Hacerse las uñas no es cosa de coser y cantar. Primero hay que saber bien qué color quieres, que si uñas de gel o esmalte normal, Nail Art o algo más clásico. Y, ¡ay amigo! Como al final el resultado no haya quedado como esperabas…
Sí, se podría decir que hacerse la manicura es todo un mundo. Y te hayas parado a pensarlo o no, tenemos que decirte que, cuando te haces las uñas, adquieres diferentes personalidades. Como lo oyes. ¿No nos crees? Espera y ya verás como te sientes identificada…
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1 Cuando no sabes qué color escoger...
Seguro que alguna vez te ha pasado: llegar al salón de belleza y… ¡uy! Hay tantos esmaltes que es difícil decidirse por uno. En ese mismo instante, parece que te hayas transportado a El Diario de Noah, cuando Ryan Gosling le pregunta a Rachel McAdams qué es lo que quiere. Y tú, en este caso indecisa delante de los esmaltes, respondes de la misma manera: no lo sé, no es tan sencillo… ¿Amarillo o rojo? ¿Nude o metalizado? (Lo entendemos, no es una decisión fácil).
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2 Cuando no paras de hablar y hablar...
Según te sientas, te sale el Ted Mosby que llevas dentro y comienzas a contarle a tu esteticista la historia de cómo conociste a… Que se prepare que va para largo, piensas para tus adentros. ¿Con una sesión de uñas de gel será suficiente o reservo también un tratamiento de parafina? Lo tienes claro, es momento de contarle todos los cotilleos de tu vida.
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3 O eres más de las que piensa en sus cosas...
Aunque otras veces tienes tantas cosas en la cabeza que tú solo te dejas hacer mientras caes absorta en tus pensamientos. Amiga, tenemos que decirte que también tienes un poquito de Phoebe cuando te haces las uñas. ¿Qué será lo que estás pensando cuando te haces la manicura? Tal vez, algo así como: smelly cat, smelly cat…
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4 Cuando te encanta el resultado
Y una vez que terminas y sales del salón, se podría decir que te conviertes en la mismísima Rihanna. Ouh yeah. Con unas uñas de infarto. Es normal que quieras ir presumiento de ellas allá donde vayas. Ya sabes, ¡shine bright like a diamond!
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5 Pero... ¿y qué hago yo ahora con uñas largas?
La cosa está cuando llegas a casa y es la primera vez que te has puesto extensiones de uñas. Créenos, dejarás de escribir en tu móvil para picotear como un pájaro sobre él (tac, tac, tac). Y lo de abrir refrescos… olvídate. Amiga, bienvenida al mundo de Eduardo Manostijeras. Pero oye, una vez que te acostumbras, no habrá quien te pare. ¿Y lo de llevar uñas largas? ¡Te convertirás en toda una profesional!